No se pudo sumar otra presea en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Faltó huevos... deseos de triunfar. El pugilista esmeraldeño, Carlos Góngora, perdió en los cuartos de final del box, categoría 75 kg., ante el hindú Vijender Kuma, 9-4.
Ecuador despertó esperanzado en lograr, al menos, la medalla de bronce. Era difícil, quizás imposible. No había comparación alguna entre el ecuatoriano y el hindú. Góngora, un adolescente humilde, que se entrena en Napo en combate con Kuma, un joven que se prepara a nivel internacional.
En el ring kuma destrozó a Góngora que empezó nervisio, con golpes tibios y sin defensa. El hindú, astuto, fue agresivo en el momento idóneo, cuando el ecuatoriano se entregó a los puños de su rival.
En el cuarto asalto, Góngora se mostró cansado, sus movimientos eran más lentos y sus golpes menos precisos. Kuma se protegió, abrazó a su adversario y aseguró una medalla olímpica para su país.
El ecuatoriano se despidió de los Juegos Olímpicos de Biejing demostrando que posee calidad. Le falta mucho, no hay duda. Hace falta roce internacional, competir con los mejores del mundo en las diferentes disciplinas deportivas y no esperar sentados que surga un Andrés Gómez, Nicolás Lapentti o Jefferson Pérez.
Ecuador despertó esperanzado en lograr, al menos, la medalla de bronce. Era difícil, quizás imposible. No había comparación alguna entre el ecuatoriano y el hindú. Góngora, un adolescente humilde, que se entrena en Napo en combate con Kuma, un joven que se prepara a nivel internacional.
En el ring kuma destrozó a Góngora que empezó nervisio, con golpes tibios y sin defensa. El hindú, astuto, fue agresivo en el momento idóneo, cuando el ecuatoriano se entregó a los puños de su rival.
En el cuarto asalto, Góngora se mostró cansado, sus movimientos eran más lentos y sus golpes menos precisos. Kuma se protegió, abrazó a su adversario y aseguró una medalla olímpica para su país.
El ecuatoriano se despidió de los Juegos Olímpicos de Biejing demostrando que posee calidad. Le falta mucho, no hay duda. Hace falta roce internacional, competir con los mejores del mundo en las diferentes disciplinas deportivas y no esperar sentados que surga un Andrés Gómez, Nicolás Lapentti o Jefferson Pérez.
¡La buena suerte hay que hacerla, crearla y conquistarla!
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